jueves, 18 de junio de 2009

PERSEVERANCIA, TENACIDAD Y HONESTIDAD


EDITORIAL
PERSEVERANCIA, TENACIDAD Y HONESTIDAD
Algunas virtudes de los gobernantes para bien de la democracia

En una entrevista que hizo CNN en español al presidente de Brasil Luis Ignacio Lula da Silva, Patricia Janiot le preguntaba sobre el éxito de su vida como Presidente de Brasil y sobre su madre, a lo que el presidente contestó: “Mi madre educó a 8 hijos sola, su perseverancia, su tenacidad y honestidad hizo que pudiera sacar adelante a 8 hijos, de los cuales todos nos hemos dedicado a ser personas de bien. Nadie se dedicó al narcotráfico o a la delincuencia.” Y a otras preguntas de Patricia sobre una película que se realizó sobre su vida contestó “que no es sobre la vida del presidente de Brasil, sino sobre la historia real de una mujer que es mi madre”. Y para terminar la entrevista, Patricia le cuestionó sobre el mensaje de la película, a lo cual el Presidente contestó: “ el mensaje es sobre el valor de la familia”.

Este es un ejemplo claro del éxito que pueden tener los pueblos al elegir sus gobernantes. Se trata de votar por personas honestas, con valores, que sean capaces de dedicar su tiempo de gobierno al servicio de la gente. El hecho de que el presidente de Brasil haga hincapié en los valores de la familia, la tenacidad, la perseverancia, la honestidad y la fe, y de que su madre educó hijos que no terminaron en el narcotráfico y la delincuencia es un punto a subrayar. En México se han dado casos donde la familia entera está dedicada al narcotráfico, tanto a nivel político (narcopolítica), y en otros niveles de la sociedad.

Recalcamos esto porque en México, con los pasados operativos donde se han encontrado presidentes municipales y servidores públicos involucrados en el narcotráfico y la delincuencia-de todos los partidos y colores-, significa que algo está faltando en la formación de los hijos en las escuelas y las familias. La falta de formación en los valores cívicos, religiosos y familiares en los últimos 25 años ha llevado a que toda una generación termine atrapada por antivalores que han dañado a la sociedad. Los servidores públicos no tienen espíritu de servicio ni valores éticos en la administración, así que se dedican a enriquecerse con el erario público y lo peor de todo, es que su avaricia no tiene límite y terminan involucrados en el narcotráfico y la delincuencia. Ciertamente no son todos, pero como ha dicho el Presidente Felipe Calderón en sus últimos discursos: “Hemos dejado que el narcotráfico y la corrupción penetrara hasta lo más profundo del gobierno y sus instituciones dañando severamente a la sociedad”.
Ejemplos de honestidad y servicio como el del Presidente de Brasil que ha llevado a su país a ser ejemplo de buena administración y lucha a favor de los pobres, son buenos para seguirlos. Como obrero y sindicalista, como presidente de izquierda moderada y como cristiano católico, el presidente Lula nunca ha enfrentado a las clases sociales, al contrario, se ha esforzado en unir fuerzas para sacar a Brasil de la pobreza. Tienen empresas exitosas, va a la vanguardia en ciencia y tecnología en América Latina y mantienen su liderazgo moderado en la región. En los pasados días, en la reunión de la OEA(Organización de Estados Americanos), en Honduras, se volvió a recalcar el liderazgo del presidente Lula por su honestidad y trabajo.

Vienen las elecciones para renovar el Congreso y urge que nos renovemos como sociedad, tanto partidos como ciudadanos. En México los partidos políticos deberían mirar un poco más allá de su ombligo. Son muy localistas y se les olvida que estamos inmersos en un mundo global que requiere que nuestra política local como país tenga miras hacia el futuro y en comunicación con los países de la región y el mundo.
Vienen las elecciones de Julio y los partidos políticos están inmersos en sus propios temores de que salga a la luz su corrupción y su historia negra como la del PRI o la de conflictos internos como en el PRD. En el PAN están intentando mantenerse a flote, pero en su interior no deja de haber rivalidades que desgastan. Si queremos una democracia capaz de lanzar al país a derroteros de justicia social y paz, es necesario volver a los valores fundamentales como la ética pública, la honestidad que empieza en la casa, el respeto y la capacidad de diálogo para llegar a acuerdos productivos. Si seguimos con un Estado donde los servidores públicos utilizan el poder para dar protección a los narcotraficantes y delincuentes terminaremos sembrando nuestra propia destrucción como sociedad. Por eso es muy importante que a la hora de votar, los ciudadanos nos demos gobernantes con una formación para el servicio, con valores familiares bien fundamentados. Gobernantes que se dediquen a servir con honestidad, tenacidad, perseverancia y fe como el Presidente Lula da Silva. Hacen falta buenos gobernantes, pero se necesitan primero ciudadanos responsables que salgan a votar y que elijan bien a sus gobernantes. Hacen falta cristianos que salgan a votar y que participen en los procesos de cambio de la sociedad en busca del bien común. San Pablo invitaba a los cristianos a orar por los gobernantes para que podamos vivir en paz y poder profesar la fe con libertad.

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