La llave de la libertad en Europa y en América
NEW HAVEN, lunes 5 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha dejado claro en muchas ocasiones que el cristianismo no cree en los mesías políticos. Pero de nuevo este fin de semana nos ha recordado que sólo la fe en el verdadero Mesías – Jesucristo – nos permitirá influir en la política de una manera profundamente ética.
Sus palabras el pasado fin de semana en la República Checa – un país que celebra los veinte años del colapso del comunismo – tienen importantes implicaciones para toda Europa y para el continente americano – dos lugares cuya historia es inseparable del Cristianismo.
Hablando en la República Checa en el encuentro ecuménico del domingo, el Papa observó que “cuando Europa escucha la historia del cristianismo, se escucha a sí misma. Sus conceptos de la justicia, de la libertad y de la responsabilidad social, junto con las instituciones culturales y legales establecidas para preservar estas ideas y transmitirlas a las futuras generaciones, están determinadas por su herencia cristiana”.
Y, explicó el Papa Benedicto, el cristianismo no debe confinarse a los márgenes de la sociedad. La libertad religiosa debe ser protegida, y el cristianismo debe tener voz en el debate público, en la formación de la conciencia del continente, y en buscar el consenso moral.
Parlando a los miembros del gobierno checo el sábado, dijo: “Deseo subrayar el irremplazable papel del Cristianismo en la formación de la conciencia de cada generación y en la promoción de un consenso ético básico que sirve a toda persona que llama a este continente su casa”.
Y observó que los creyentes deben llegar a la política desde la perspectiva de su cristianismo – y no someter el cristianismo a una interpretación política. Afirmó que "la sensibilidad a la verdad universal no debe ser eclipsada por intereses particulares, por importantes que sean, porque sólo conducirían a nuevos casos de fragmentación social o discriminación que grupos interesados o lobbies pretenden superar".
La otra orilla
Y lo que dijo el Papa Benedicto sobre Europa, vale igualmente para América. Los cristianos deben llevar la verdad del cristianismo para influir en la formación de las conciencias de sus naciones.
El mismo día que él hablaba sobre la necesidad de una voz pública para la religión y la ética en la plaza principal de Praga, se celebraba en Ciudad de México un simposio sobre libertad religiosa en el hemisferio americano. Trataba sobre la historia – y el futuro – de la libertad religiosa en el continente americano.
El América como en Europa, toda la historia del continente es de los “cristianos bautizados”. En América, cada país fue fundado por cristianos, la mayoría por católicos, e igualmente importante, cada país – incluidos los Estados Unidos y Canadá – tiene una fuerte tradición católica”.
Y la fe en América se ha mantenido bastante vibrante – de hecho, desde los días del obispo Zumárraga, primer obispo de México, a la importante labor por la libertad religiosa en los Estados Unidos llevado a cabo por John Carroll y muchos otros.
En nuestros propios días, la Iglesia católica ha sido parte de la experiencia americana – y de la conciencia americana – en cada paso del camino, tanto en el asunto de los derechos civiles, como en la libertad religiosa o el derecho a la vida. Históricamente, fundamentada en la verdad inmutable, la contribución de la Iglesia a la conciencia de los Estado no se ha visto limitada por el lugar, país, tipo de gobierno, o ideología política de los poderosos.
A veces este mensaje ha sido bien recibido, pero otras veces ha sido predicado pagando un alto precio.
Mirando adelante
Entonces, ¿cómo se presenta el futuro de la política en Europa y en las Américas?
Quisiera sugerir que empecemos por considerar cómo la doctrina social católica puede conformar la totalidad de nuestras plataformas políticas. En otras palabras, el cristianismo debe añadirse a la “ética política” del Estado, y se le debe permitir que lo haga. Y todos deberíamos evitar la tentación de aplicar selectivamente la enseñanza social católica para esas posiciones donde conviene.
Deberíamos empezar recordando que mucho antes de que hubiese un “ala izquierda” o un “asla derecha”, estaba el Evangelio, y que mucho después de que estas etiquetas políticas hayan caído en el olvido, el Evangelio permanecerá. Como gente de fe antes que políticos, todos tenemos la responsabilidad de proteger al Evangelio de la manipulación de cualquier filosofía política – incluída la nuestra.
El Papa Benedicto explicó el pasado fin de semana en la República Checa que el fundamento en Dios, así como la búsqueda y el compromiso con las verdades universales, es la clave para la verdadera libertad y el gobierno justo.
Él lleva mucho tiempo apuntando esto. Lo hizo tanto ante las Naciones Unidas en 2008, como hace tiempo en su libro de 1987 “La Iglesia, Ecumenismo y Política”, escrito justo cuando el comunismo empezaba a desmoronarse en Europa.
Nos invita a continuar lo que el filósofo francés Jacques Maritain llamó uno de las grandes realizaciones del cristianismo en la sociedad moderna: “la evangelización de la conciencia secular”.
Nos pide que seamos, como dijo este fin de semana en Praga, aquellos que “hoy, en el país y en el continente, tratan de aplicar su fe con respeto pero con decisión en el ámbito público, con la esperanza de que las normas sociales y políticas se conformen al deseo de vivir en la verdad que tiene cada hombre y mujer libre”.
Continuar esta evangelización de la conciencia, en una nueva evangelización, es nuestra tarea como cristianos.
Y los políticos y los ciudadanos conscientes de ambos lados del Atlántico deberían prestar atención a esto. Debemos evangelizar nuestra cultura, y debemos procurar que la libertad religiosa sea protegida y no relegada a los márgenes de la sociedad por una cultura que considera el secularismo relativista como la clave de una libertad falsa y efímera.
Mientras buscamos la libertad, y para mejorar esos países y continentes en los que vivimos, deberíamos tener en la mente las palabras del Papa Benedicto XVI de este fin de semana:
“La libertad necesita un propósito: requiere convicción. La verdadera libertad presupone la búsqueda de la verdad – para el verdadero bien – y por lo tanto, encuentra su plenitud en conocer y realizar lo que es correcto y justo. La verdad, en otras palabras, es la norma de conducta de la libertad, y la bondad es la perfección de la libertad”.
“Para los cristianos, la verdad tienen un nombre: Dios. Y la bondad tiene un rostro: Jesucristo”.
Éste es el encargo que el Papa Benedicto nos ha dado. Ahora, toca a nosotros prestar atención a sus palabras y actuar de manera que podamos ser testigos – y contribuir – a la construcción de la civilización del amor.
[Por Carl Anderson, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, traducción de Inma Álvarez]
domingo, 8 de noviembre de 2009
LA SANTA SEDE PIDE APOSTAR POR UN “REFUERZO HUMANO” DE LOS POBRES
Propuesta del representante vaticano en la ONU
NUEVA YORK, miércoles 28 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- En el contexto de la crisis actual, los acuerdos comerciales internacionales y las declaraciones financieras deben garantizar a los Estados un espacio político y económico suficiente para cumplir con sus propias responsabilidades, sobre todo las relativas al desarrollo humano de los pobres.
Lo afirmó el 22 de octubre en Nueva York el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, interviniendo en la 64ª sesión de la Asamblea General del organismo sobre “Erradicación de la pobreza y otras cuestiones relativas al desarrollo”.
“La implantación de un sistema económico nacional e internacional que sirva realmente a los intereses de los pobres requiere que estos sean capaces de defender y promover sus derechos en el contexto del imperio de la ley en el ámbito nacional e internacional”, dijo el prelado.
Esto, sin embargo, “no es suficiente”, dijo, destacando la necesidad de “promover un verdadero refuerzo humano de los pobres y proporcionar, también en condiciones de crisis económica, un mayor acceso a la educación”.
El arzobispo pidió ir más allá de la educación básica o de la formación profesional -“ambas importantes causas de desarrollo”- para concentrarse en la “formación integral de la persona”.
La verdadera crisis: el aumento de la pobreza
La cuestión de la erradicación de la pobreza, afirmó monseñor Migliore, continuará estando presente en las deliberaciones de la Asamblea General “mientras las limitaciones humanas y las circunstancias históricas variables favorezcan deficiencias, desequilibrios sociales e injusticias”.
En el momento actual, “Gobiernos, agencias intergubernamentales, académicos y otros expertos están prediciendo el fin de la situación desfavorable provocada por la crisis financiera del 2008 y el inicio de la recuperación en las economías más importantes del mundo”.
De todos modos, reconoció, “también el enfoque más optimista admite que la recuperación será muy lenta y no hay garantías de que no habrá nuevas crisis y retrocesos, incluso provocados por el uso inadecuado de medidas adoptadas para frenar los efectos de la crisis actual”.
“La verdadera crisis no es la ruptura de las estructuras económicas internacionales en gran parte fundadas sobre bases débiles, si no ficticias, sino el brusco empeoramiento de la pobreza en un mundo ya angustiado por una miseria intolerable”, afirmó.
Los que reciben soportan el peso de la crisis, además, se mencionan “sólo marginalmente” en el discurso público, aunque “su número se haya disparado y las oportunidades de volverlos a integrar en el futuro crecimiento económico sean muy escasas, cuando no inexistentes”.I
En este contexto, según el arzobispo, no basta con relanzar la economía global y establecer reglas y controles nuevos “para asegurar un sector financiero menos incierto y traumático”, sino que es necesario en primer lugar “trabajar por un cambio cualitativo en la gestión de los asuntos internacionales”.
Disminución de las ayudas al desarrollo
El representante de la Santa Sede también recordó la disminución de las ayudas oficiales al desarrollo en los años que han precedido a la crisis económica, sobre todo el 2006 y el 2007.
Destacó que esta tendencia ha aumentado en 2008 y en la primera mitad de ese año, aparentemente por “el deseo de utilitzar todos los fondos disponibles para prevenir un futuro colapso financiero”.
Éste último, sin embargo, es un argumento “infundado” porque “la cifra necesaria para respetar los compromisos oficiales con la ayuda al desarrollo es drásticamente inferior a la destinada a restaurar el sistema financiero global”.
Aplazar la necesaria ayuda al desarrollo -denunció el prelado-, no hace más que reafirmar “las raíces morales de la crisis”, a través de la “falta de solidaridad y de responsabilidad por los efectos a largo plazo de las medidas económicas”.
Para monseñor Migliore, sólo “una inversión constante y sostenida por parte de todos los hombres y mujeres” logrará asegurar “la mínima estabilidad política y económica necesaria para el bien común universal”.
Por ello, concluyó, es necesario “cumplir los compromisos políticos internacionales sin demora y sin excusas” para que se pueda llegar a una solución que sea realmente “completa y duradera”.
LA LABOR DEL OBISPO EN TEHUANTEPEC
1. “El Obispo es padre, maestro y hermano de todos” de la Exhortación Apostólica Postsinodal Pastores gregis
Pbro. Lic. J. Jesús Gutiérrez
La labor de un Obispo no es tarea fácil, pero la iglesia le ofrece todos los instrumentos para que su misión sea cumplida con frutos llenos de amor y de fe.
El obispo es padre porque atiende a los fieles, sacerdotes, religiosas y religiosos con amor de padre. No faltarán momentos difíciles en la tarea de evangelizar para lo sacerdotes y misioneros y el obispo estará ahí para animarlos y fortalecerlos con palabras de aliento y consuelo.
El obispo de maestro porque ha aprendido la virtud. La oración y la búsqueda de la santidad son los pilares del obispo para poder sostenerse a la hora de guiar a sus fieles y sacerdotes. La tarea de ser maestro no consiste solo en enseñar o dirigir, es más bien la de dar ejemplo y estar en el momento que se le necesita, ya sea para corregir o para animar al que se siente solo o desamparado. El maestro acompaña al discípulo, lo respeta y le deja el espacio para que pueda cumplir su misión, lo mismo que hizo nuestro Señor Jesucristo. Escogió discípulos, apóstoles y misioneros que estuvieron un tiempo acompañándolo y luego los envió a predicar y a realizar obras en el nombre de Jesús. Así el Obispo es maestro que deja crecer a sus fieles y sacerdotes. Los enseña, guía y amonesta con cariño y paciencia, dejándoles el espacio y la responsabilidad par que cumplan la función que les corresponde.
El Obispo es hermano de todos, no hace distinciones, acompaña en los momentos difíciles al que lo necesita. No piensa en sí mismo, sino que atiende solícito las necesidades de sus hermanos sacerdotes y misioneros(as). El obispo hermano y amigo está en el momento que se le necesita, ama lo que los demás aman, llora con los que lloran, ríe con los que se alegran, sufre con los que sufren. El obispo hermano crea amistades y las conserva. Ayuda sin medida y nunca niega lo que pueda hacer por los demás.
El Obispo hermano y amigo es incondicional servidor de los que lo necesitan y se presta sin que le pidan para ayudar a sus hermanos que lo requieren. Siempre tiene las puertas abiertas de su corazón para los que acudan a él. El obispo es ante todo un hermano.
FIELES CATÓLICOS MEXICANOS RADICADOS EN EE UU SIGUEN AYUDANDO A LA IGLESIA DE SAN JUAN DIEGO
Redacción/Tehuantepec, Oax. Oct-Nov. 2009
En el mes de Octubre, en su visita a los Estados Unidos, para celebrar la misa de tercer aniversario de la muerte de su querida madre Clementina, el padre Jesús Gutiérrez se reunió con hermanos, familiares y amigos y pudo compartir con ellos la labor que realiza en la diócesis de Tehuantepec.
Les compartió la alegría de ver casi terminada la capilla de San Juan Diego y la radio diocesana por la ayuda de tantas personas generosas. Entre los que han ayudado se encuentran sus familiares, amigos y bienhechores que han ayudado generosamente. Ciertamente la crisis económica es grande en todas partes, especialmente para los migrantes mexicanos que se encuentran en los EE UU, pero su generosidad no tiene límites, muchos de ellos han compartido lo que les falta y Dios los bendecirá y les asistirá con su providencia. La comunidad parroquial agradece a todos los fieles de la diócesis, a los que trabajan en la capilla y a los que desde otras tierras, sin conocernos, nos ayudad-dijo el padre Jesús Gutiérrez a la redacción-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)