jueves, 12 de noviembre de 2009

“Grave afrenta” contra el arzobispo y fieles de Antequera Oaxaca


Por el litigio en una comunidad en torno a un sacerdote

OAXACA, martes 20 de octubre de 2009 (ZENIT.org-El Observador ).- El arzobispo de Antequera Oaxaca, Monseñor José Luis Chávez Botello, ha denunciado, mediante un boletín de prensa, los actos de ofensa contra él mismo, contra la catedral de esta arquidiócesis y contra los fieles católicos que se disponían a celebrar la misa de mediodía el pasado domingo 18 de octubre
Según el sumario de los hechos denunciados por monseñor Chávez Botello, ese domingo un grupo aproximado de 50 personas de San Sebastián Tutla, encabezadas por las autoridades municipales, irrumpieron violentamente en la catedral con mantas y pancartas un poco antes de mediodía.
Se trata, subrayó el arzobispo de Antequera Oaxaca de "una afrenta grave por tratarse del recinto sagrado de la catedral, una ofensa a los fieles católicos que con fe y devoción estaban presentes para la celebración eucarística, una ofensa grave a nuestra iglesia diocesana".
La historia de los hechos que desataron la irrupción del grupo en la catedral se remonta a hace aproximadamente dos meses, cuando el sacerdote Fernando Cruz Montes, párroco de San Sebastián Tutla, se retiró de la cabecera parroquial debido a que se entorpecía constantemente su labor pastoral.
Las tensiones y desacuerdos con las autoridades eran frecuentes y lograron quitarle al párroco incluso las llaves del templo.
Las autoridades eclesiásticas, encabezadas por el arzobispo Chávez Botello, intentaron llegar a acuerdos con la comunidad de San Sebastián Tutla, pero no fue posible respetarlos por parte de quienes no estaban conformes con la presencia o ausencia del párroco.
El hecho del pasado domingo --comenta monseñor Chávez Botello-- "demuestra, al menos, que no hay respeto al lugar sagrado y que en el fondo no interesa la vida cristiana".
Medios cercanos a la curia de Oaxaca revelaron que el arzobispo, a través del vicario episcopal, ha solicitado como una de las condiciones que entreguen al párroco la llave de la capilla del Santísimo y una copia de la llave del templo y no han accedido.
"No se puede confiar el cuidado de un templo, menos de la cabecera parroquial, a personas con tal comportamiento", dijo monseñor Chavez Botello en su comunicado, en donde agregó que "de acuerdo a la ley de la Iglesia y a las leyes civiles, hay un claro principio de separación Iglesia-Estado que impide a las autoridades federales, estatales y municipales intervenir en los asuntos internos de las asociaciones religiosas".
"En la Iglesia prevalece la autoridad religiosa, como en el Municipio prevalece la autoridad civil; a cada quien le compete su propia jurisdicción; no le corresponde al párroco administrar el Municipio ni imponer su autoridad moral tomándose atribuciones civiles, pero tampoco corresponde a las autoridades municipales administrar la Iglesia y abusar de su autoridad asumiendo atribuciones religiosas", confió el prelado mexicano.
"Hemos sido prudentes y respetuosos de todo lo bueno de los Usos y Costumbres, lo cuidamos y lo defendemos, pero procuramos purificar las desviaciones que están deteriorando gravemente la vida cristiana. Los verdaderos católicos de San Sebastián Tutla, que son la mayoría, reprueban el proceder de estas autoridades y de quienes les siguen", manifestó monseñor Chávez Botello.
Cabe resaltar que Oaxaca es un Estado mayoritariamente indígena del suroeste de México y que el sistema de Usos y Costumbres se sigue en muchos de sus más de 500 municipios. Dicho sistema reconoce la conducción indígena de los asuntos públicos de acuerdo con sus normas anteriores a la conquista española en el siglo XVI.
El comunicado de monseñor Chávez Botello termina exhortando a los fieles católicos "a que eviten caer en la provocación y en la confrontación; un auténtico católico no se deja manipular ni confundir, conoce su fe, los principios y las leyes de la iglesia, respeta la dignidad de sus ministros y de toda persona" y a las autoridades "a que en apego a sus atribuciones y facultades intervengan para evitar abusos de autoridad, atropellos, invasiones, despojos, allanamientos y toda acción que esté fuera de la ley".
Por Jaime Septién

¿Cuánto ha incidido la "Fides et ratio" sobre la vida de la Iglesia?


Un congreso en la Universidad Pontificia Urbaniana hace balance

ROMA, martes 20 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El Auditorio Juan Pablo II de la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma acogerá una jornada de estudio sobre “El vínculo íntimo entre la sabiduría teológica y el saber filosófico”, el miércoles 11 de noviembre.
El congreso, organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Urbaniana, profundizará en la recepción de la encíclica Fides et ratio, a los diez años de su publicación.
Para comprender el sentido y la finalidad de ese congreso, ZENIT ha entrevistado al profesor Aldo Vendemiati, decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Urbaniana.
--¿Por qué un congreso sobre la encíclica Fides et ratio? ¿Qué objetivos buscan?
Aldo Vendemiati: El 11 de noviembre de 1998, Juan Pablo II vino en persona a la Universidad Pontificia Urbaniana, acompañado del entonces cardenal Josef Ratzinger, para presentar la Fides et ratio.
A los diez años de la publicación de aquella encíclica, ha habido muchas iniciativas de carácter científico y de celebración.
Por nuestra parte, hemos preferido dar un tono de “verificación” a nuestro encuentro: hace diez años, el Papa nos dio un documento, ¿cómo lo hemos utilizado? ¿cuánto ha incidido aquella encíclica sobre nuestro modo de hacer filosofía, teología, misionología y derecho?
El objetivo del congreso es hacer balance de la situación, ver qué se ha hecho, qué se está haciendo y qué falta por hacer al respecto.
--¿No es una paradoja que haya escritores ateos que acusan a la Iglesia de ser “el opio del pueblo”, cuando la Fides et ratio es una encíclica que defiende la razón?
Aldo Vendemiati: Sinceramente, pienso que las acusaciones de este tipo no son fruto de la ignorancia crasa, son expresiones de mala fe ideológica.
No sólo la Fides et ratio ha defendido la razón: la Iglesia lo ha hecho incesablemente en el transcurso de los siglos.
Creer que Jesucristo es el logos encarnado significa cultivar la “lógica” en sentido amplio como la máxima expresión de la persona.
Esto ha llevado a los monjes medievales a constituir escuelas y bibliotecas, ha llevado a los obispos a instituir universidades, ha llevado a tantas personas de Iglesia a dar su contribución capital a la investigación científica (piénsese en Copérnico, Pascal, Redi, Mendel y tantos otros).
El verdadero opio del pueblo son lo que me gusta llamar “atajos mentales”.
Me explico: frente al misterio (la vida, la muerte, el infinito, el amor), la mayor tentación es la de domesticar la angustia que nos asalta reduciendo la realidad a cualquier cosa ya conocida.
“Atajos mentales” son los esquemas prefabricados sobre los que buscamos explicarlo todo, también lo que no conocemos.
De esta manera, evitamos la confrontación con la realidad, que siempre es una confrontación “dura”; evitamos el camino, a veces inquietante, por recorrer junto al objeto que queremos conocer.
Así, quizás evitamos la angustia, pero dejamos de razones y nos dedicamos a la más peligrosa de las actividades mentales humanas: la ideología. La filosofía debe ser el antídoto a la ideología.
¿Pero cómo descuidar la “sorpresa y el pesar” manifestados por Juan Pablo II al señalar que “no pocos teólogos comparten un desinterés por el estudio de la filosofía”?
Es como no sentirse responsable, en cuanto filósofos, del hecho de que, en la base de este desprecio de los teólogos por la filosofía se encuentra, en primer lugar, “la desconfianza en la razón que gran parte de la filosofía contemporánea manifiesta, abandonando en gran parte la búsqueda metafísica sobre las preguntas últimas de la persona, para concentrar la atención en problemas particulares y regionales, a veces incluso puramente formales” (Fides et ratio, n. 61).
- Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI están convencidos de que es imposible llegar a la verdad sin las alas de la fe y de la razón. ¿Qué opina usted sobre esto?
Aldo Vendemiati: La fe constituye un horizonte interpretativo global, capaz de ofrecer a la razón un sentido último a la vida y a la muerte. Con esa valoración, las normas y las motivaciones resultan garantizadas incondicionalmente, concretadas, capaces de crear seguridad espiritual, confianza y esperanza.
Por otra parte, la fe sin la razón no puede subsistir: los animales irracionales no creen. San Agustín dice: Fides nisi cogitatur nulla est (la fe, si no es pensada no es nada).
Cuando la secularización corta el cordón umbilical entre las grandes tradiciones de la fe y la búsqueda racional, o cuando el fundamentalismo excluye la posibilidad de la búsqueda racional misma, los riesgos son evidentes.
El fundamentalismo, cuando no conduce al aislamiento y a la incomunicación, desemboca en el conflicto y en el terrorismo.
El secularismo radical tiende a sustituir la verdad por el consenso, y “qué fragiles son los consensos y cuán rápidamente, en un cierto clima intelectual, grupos separados puede imponerse como los únicos representantes autorizados del progreso y de la responsabilidad ante los ojos de todos nosotros” (J. Ratzinger).
--¿Cómo la fe en el Dios cristiano puede favorecer la ampliación de los horizontes de la razón?
Aldo Vendemiati: Éste es el gran tema de la fides quaerens intellectum, la fe que busca la inteligencia, la provoca, la pone en cuestión para que responda a problemas nuevos y siempre más estimulantes.
Ciertamente, la filosofía no puede “añadir” nada a la Revelación, pero puede ayudarnos a entenderla mejor, a penetrar más profundamente en su significado, haciendo que la razón adquiera fuerza e inteligencia, ampliando precisamente sus horizontes.
Piénsese en un concepto central para la civilización occidental: el de “persona”. Pues bien, nosotros no tendríamos esta noción si no hubiera existido la revelación cristiana y, concretamente, sin las disputas cristológicas y trinitarias del siglo IV.
La fe en Jesucristo y en la Santísima Trinidad ha pedido a los pensadores elaborar conceptos y distinciones que permitieron una formulación idónea del dogma.
Esos conceptos y esas distinciones se han convertido después en patrimonio cultural de todos.
La fe es un maravilloso incentivo para impulsar el conocimiento racional en la búsqueda de la verdad y en la refutación del error.
Un axioma teológico clásico dice: “La gracia no destruye la naturaleza, sino que la presupone y la perfecciona”; en nuestro ámbito esto puede traducirse así: “La fe no destruye la razón, sino que la presupone y la perfecciona”.
[Por Antonio Gaspari, traducción del original italiano por Patricia Navas]

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Papa nombra doce miembros de la Comisión Pontificia para América Latina


Los cardenales Cañizares, Levada y Bruguès, nombrados consejeros

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 8 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El Papa nombró consejeros de la Comisión Pontificia para América Latina a los cardenales Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Jean-Luis Bruguès, secretario de la Congregación para la Educación Católica.
Según informó este jueves la Oficina de Información de la Santa Sede, Benedicto XVI nombró a su vez doce miembros de la misma Comisión, entre ellos a los cardenales Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo (República Dominicana); Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara (México); Marc Ouellet, arzobispo de Québec (Canadá), y Odilo Pedro Scherer, arzobispo de São Paulo (Brasil).
Los demás miembros nombrados este jueves para el organismo son los arzobispos Juan José Asenjo, coadjutor de Sevilla (España); Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta (Argentina); Héctor Rubén Aguer, arzobispo de La Plata (Argentina), y Nicolás Cotugno Fanizzi, arzobispo de Montevideo (Uruguay).
Y los monseñores Geraldo Lyrio Rocha, arzobispo de Mariana (Brasil); Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil); Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua (Nicaragua), y Orlando Antonio Corrales, arzobispo de Santa Fe de Antioquía (Colombia).
La Comisión Pontificia para América Latina tiene por objetivo «aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina”, según la Constitución apostólica “Pastor Bonus”.
En particular, desempeña esta función estudiando «las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones».
A esta Comisión «le corresponde favorecer las relaciones entre las instituciones eclesiástica internacionales y nacionales, que trabajan en favor de las regiones de América Latina y los dicasterios de la Curia Romana».
La Comisión depende de la Congregación vaticana para los Obispos, motivo por el cual su presidente es el prefecto de ese organismo vaticano, actualmente el cardenal Giovanni Battista Re..
Fue creada en 1958, cuando el Papa Pío XII vio la necesidad de crear un organismo de la Santa Sede para intensificar y coordinar más estrechamente la obra desarrollada en favor de la Iglesia en Latinoamérica, ante la escasez de sus sacerdotes y misioneros.
Juan Pablo II corroboró y potenció esta iniciativa, con el fin de resaltar la especial solicitud pastoral del Papa por las Iglesias que peregrinan en América Latina.
Por otra parte, este miércoles, la Santa Sede informó del nombramiento del hasta ahora obispo auxiliar de Buenos Aires monseñor Óscar Vicente Ojea como obispo coadjutor de la diócesis argentina de San Isidro.
Entre los nombramientos episcopales publicados este miércoles se encuentran también el de monseñor Patrick Le Gal como obispo auxiliar de la diócesis francesa de Lyon; y el del padre Luc Ravel, C.R.S.V, hasta ahora responsable de la formación de la Abadía “Saint Pierre” de Champagne-sur-Rhône, como obispo ordinario militar para Francia.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Más allá de la Izquierda y de la Derecha

La llave de la libertad en Europa y en América

NEW HAVEN, lunes 5 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha dejado claro en muchas ocasiones que el cristianismo no cree en los mesías políticos. Pero de nuevo este fin de semana nos ha recordado que sólo la fe en el verdadero Mesías – Jesucristo – nos permitirá influir en la política de una manera profundamente ética.
Sus palabras el pasado fin de semana en la República Checa – un país que celebra los veinte años del colapso del comunismo – tienen importantes implicaciones para toda Europa y para el continente americano – dos lugares cuya historia es inseparable del Cristianismo.
Hablando en la República Checa en el encuentro ecuménico del domingo, el Papa observó que “cuando Europa escucha la historia del cristianismo, se escucha a sí misma. Sus conceptos de la justicia, de la libertad y de la responsabilidad social, junto con las instituciones culturales y legales establecidas para preservar estas ideas y transmitirlas a las futuras generaciones, están determinadas por su herencia cristiana”.
Y, explicó el Papa Benedicto, el cristianismo no debe confinarse a los márgenes de la sociedad. La libertad religiosa debe ser protegida, y el cristianismo debe tener voz en el debate público, en la formación de la conciencia del continente, y en buscar el consenso moral.
Parlando a los miembros del gobierno checo el sábado, dijo: “Deseo subrayar el irremplazable papel del Cristianismo en la formación de la conciencia de cada generación y en la promoción de un consenso ético básico que sirve a toda persona que llama a este continente su casa”.
Y observó que los creyentes deben llegar a la política desde la perspectiva de su cristianismo – y no someter el cristianismo a una interpretación política. Afirmó que "la sensibilidad a la verdad universal no debe ser eclipsada por intereses particulares, por importantes que sean, porque sólo conducirían a nuevos casos de fragmentación social o discriminación que grupos interesados o lobbies pretenden superar".
La otra orilla
Y lo que dijo el Papa Benedicto sobre Europa, vale igualmente para América. Los cristianos deben llevar la verdad del cristianismo para influir en la formación de las conciencias de sus naciones.
El mismo día que él hablaba sobre la necesidad de una voz pública para la religión y la ética en la plaza principal de Praga, se celebraba en Ciudad de México un simposio sobre libertad religiosa en el hemisferio americano. Trataba sobre la historia – y el futuro – de la libertad religiosa en el continente americano.
El América como en Europa, toda la historia del continente es de los “cristianos bautizados”. En América, cada país fue fundado por cristianos, la mayoría por católicos, e igualmente importante, cada país – incluidos los Estados Unidos y Canadá – tiene una fuerte tradición católica”.
Y la fe en América se ha mantenido bastante vibrante – de hecho, desde los días del obispo Zumárraga, primer obispo de México, a la importante labor por la libertad religiosa en los Estados Unidos llevado a cabo por John Carroll y muchos otros.
En nuestros propios días, la Iglesia católica ha sido parte de la experiencia americana – y de la conciencia americana – en cada paso del camino, tanto en el asunto de los derechos civiles, como en la libertad religiosa o el derecho a la vida. Históricamente, fundamentada en la verdad inmutable, la contribución de la Iglesia a la conciencia de los Estado no se ha visto limitada por el lugar, país, tipo de gobierno, o ideología política de los poderosos.
A veces este mensaje ha sido bien recibido, pero otras veces ha sido predicado pagando un alto precio.
Mirando adelante
Entonces, ¿cómo se presenta el futuro de la política en Europa y en las Américas?
Quisiera sugerir que empecemos por considerar cómo la doctrina social católica puede conformar la totalidad de nuestras plataformas políticas. En otras palabras, el cristianismo debe añadirse a la “ética política” del Estado, y se le debe permitir que lo haga. Y todos deberíamos evitar la tentación de aplicar selectivamente la enseñanza social católica para esas posiciones donde conviene.
Deberíamos empezar recordando que mucho antes de que hubiese un “ala izquierda” o un “asla derecha”, estaba el Evangelio, y que mucho después de que estas etiquetas políticas hayan caído en el olvido, el Evangelio permanecerá. Como gente de fe antes que políticos, todos tenemos la responsabilidad de proteger al Evangelio de la manipulación de cualquier filosofía política – incluída la nuestra.
El Papa Benedicto explicó el pasado fin de semana en la República Checa que el fundamento en Dios, así como la búsqueda y el compromiso con las verdades universales, es la clave para la verdadera libertad y el gobierno justo.
Él lleva mucho tiempo apuntando esto. Lo hizo tanto ante las Naciones Unidas en 2008, como hace tiempo en su libro de 1987 “La Iglesia, Ecumenismo y Política”, escrito justo cuando el comunismo empezaba a desmoronarse en Europa.
Nos invita a continuar lo que el filósofo francés Jacques Maritain llamó uno de las grandes realizaciones del cristianismo en la sociedad moderna: “la evangelización de la conciencia secular”.
Nos pide que seamos, como dijo este fin de semana en Praga, aquellos que “hoy, en el país y en el continente, tratan de aplicar su fe con respeto pero con decisión en el ámbito público, con la esperanza de que las normas sociales y políticas se conformen al deseo de vivir en la verdad que tiene cada hombre y mujer libre”.
Continuar esta evangelización de la conciencia, en una nueva evangelización, es nuestra tarea como cristianos.
Y los políticos y los ciudadanos conscientes de ambos lados del Atlántico deberían prestar atención a esto. Debemos evangelizar nuestra cultura, y debemos procurar que la libertad religiosa sea protegida y no relegada a los márgenes de la sociedad por una cultura que considera el secularismo relativista como la clave de una libertad falsa y efímera.
Mientras buscamos la libertad, y para mejorar esos países y continentes en los que vivimos, deberíamos tener en la mente las palabras del Papa Benedicto XVI de este fin de semana:
“La libertad necesita un propósito: requiere convicción. La verdadera libertad presupone la búsqueda de la verdad – para el verdadero bien – y por lo tanto, encuentra su plenitud en conocer y realizar lo que es correcto y justo. La verdad, en otras palabras, es la norma de conducta de la libertad, y la bondad es la perfección de la libertad”.
“Para los cristianos, la verdad tienen un nombre: Dios. Y la bondad tiene un rostro: Jesucristo”.
Éste es el encargo que el Papa Benedicto nos ha dado. Ahora, toca a nosotros prestar atención a sus palabras y actuar de manera que podamos ser testigos – y contribuir – a la construcción de la civilización del amor.
[Por Carl Anderson, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, traducción de Inma Álvarez]

LA SANTA SEDE PIDE APOSTAR POR UN “REFUERZO HUMANO” DE LOS POBRES


Propuesta del representante vaticano en la ONU
NUEVA YORK, miércoles 28 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- En el contexto de la crisis actual, los acuerdos comerciales internacionales y las declaraciones financieras deben garantizar a los Estados un espacio político y económico suficiente para cumplir con sus propias responsabilidades, sobre todo las relativas al desarrollo humano de los pobres.
Lo afirmó el 22 de octubre en Nueva York el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, interviniendo en la 64ª sesión de la Asamblea General del organismo sobre “Erradicación de la pobreza y otras cuestiones relativas al desarrollo”.
“La implantación de un sistema económico nacional e internacional que sirva realmente a los intereses de los pobres requiere que estos sean capaces de defender y promover sus derechos en el contexto del imperio de la ley en el ámbito nacional e internacional”, dijo el prelado.
Esto, sin embargo, “no es suficiente”, dijo, destacando la necesidad de “promover un verdadero refuerzo humano de los pobres y proporcionar, también en condiciones de crisis económica, un mayor acceso a la educación”.
El arzobispo pidió ir más allá de la educación básica o de la formación profesional -“ambas importantes causas de desarrollo”- para concentrarse en la “formación integral de la persona”.
La verdadera crisis: el aumento de la pobreza
La cuestión de la erradicación de la pobreza, afirmó monseñor Migliore, continuará estando presente en las deliberaciones de la Asamblea General “mientras las limitaciones humanas y las circunstancias históricas variables favorezcan deficiencias, desequilibrios sociales e injusticias”.
En el momento actual, “Gobiernos, agencias intergubernamentales, académicos y otros expertos están prediciendo el fin de la situación desfavorable provocada por la crisis financiera del 2008 y el inicio de la recuperación en las economías más importantes del mundo”.
De todos modos, reconoció, “también el enfoque más optimista admite que la recuperación será muy lenta y no hay garantías de que no habrá nuevas crisis y retrocesos, incluso provocados por el uso inadecuado de medidas adoptadas para frenar los efectos de la crisis actual”.
“La verdadera crisis no es la ruptura de las estructuras económicas internacionales en gran parte fundadas sobre bases débiles, si no ficticias, sino el brusco empeoramiento de la pobreza en un mundo ya angustiado por una miseria intolerable”, afirmó.
Los que reciben soportan el peso de la crisis, además, se mencionan “sólo marginalmente” en el discurso público, aunque “su número se haya disparado y las oportunidades de volverlos a integrar en el futuro crecimiento económico sean muy escasas, cuando no inexistentes”.I
En este contexto, según el arzobispo, no basta con relanzar la economía global y establecer reglas y controles nuevos “para asegurar un sector financiero menos incierto y traumático”, sino que es necesario en primer lugar “trabajar por un cambio cualitativo en la gestión de los asuntos internacionales”.
Disminución de las ayudas al desarrollo
El representante de la Santa Sede también recordó la disminución de las ayudas oficiales al desarrollo en los años que han precedido a la crisis económica, sobre todo el 2006 y el 2007.
Destacó que esta tendencia ha aumentado en 2008 y en la primera mitad de ese año, aparentemente por “el deseo de utilitzar todos los fondos disponibles para prevenir un futuro colapso financiero”.
Éste último, sin embargo, es un argumento “infundado” porque “la cifra necesaria para respetar los compromisos oficiales con la ayuda al desarrollo es drásticamente inferior a la destinada a restaurar el sistema financiero global”.
Aplazar la necesaria ayuda al desarrollo -denunció el prelado-, no hace más que reafirmar “las raíces morales de la crisis”, a través de la “falta de solidaridad y de responsabilidad por los efectos a largo plazo de las medidas económicas”.
Para monseñor Migliore, sólo “una inversión constante y sostenida por parte de todos los hombres y mujeres” logrará asegurar “la mínima estabilidad política y económica necesaria para el bien común universal”.
Por ello, concluyó, es necesario “cumplir los compromisos políticos internacionales sin demora y sin excusas” para que se pueda llegar a una solución que sea realmente “completa y duradera”.

LA LABOR DEL OBISPO EN TEHUANTEPEC


1. “El Obispo es padre, maestro y hermano de todos” de la Exhortación Apostólica Postsinodal Pastores gregis

Pbro. Lic. J. Jesús Gutiérrez
La labor de un Obispo no es tarea fácil, pero la iglesia le ofrece todos los instrumentos para que su misión sea cumplida con frutos llenos de amor y de fe.
El obispo es padre porque atiende a los fieles, sacerdotes, religiosas y religiosos con amor de padre. No faltarán momentos difíciles en la tarea de evangelizar para lo sacerdotes y misioneros y el obispo estará ahí para animarlos y fortalecerlos con palabras de aliento y consuelo.
El obispo de maestro porque ha aprendido la virtud. La oración y la búsqueda de la santidad son los pilares del obispo para poder sostenerse a la hora de guiar a sus fieles y sacerdotes. La tarea de ser maestro no consiste solo en enseñar o dirigir, es más bien la de dar ejemplo y estar en el momento que se le necesita, ya sea para corregir o para animar al que se siente solo o desamparado. El maestro acompaña al discípulo, lo respeta y le deja el espacio para que pueda cumplir su misión, lo mismo que hizo nuestro Señor Jesucristo. Escogió discípulos, apóstoles y misioneros que estuvieron un tiempo acompañándolo y luego los envió a predicar y a realizar obras en el nombre de Jesús. Así el Obispo es maestro que deja crecer a sus fieles y sacerdotes. Los enseña, guía y amonesta con cariño y paciencia, dejándoles el espacio y la responsabilidad par que cumplan la función que les corresponde.
El Obispo es hermano de todos, no hace distinciones, acompaña en los momentos difíciles al que lo necesita. No piensa en sí mismo, sino que atiende solícito las necesidades de sus hermanos sacerdotes y misioneros(as). El obispo hermano y amigo está en el momento que se le necesita, ama lo que los demás aman, llora con los que lloran, ríe con los que se alegran, sufre con los que sufren. El obispo hermano crea amistades y las conserva. Ayuda sin medida y nunca niega lo que pueda hacer por los demás.
El Obispo hermano y amigo es incondicional servidor de los que lo necesitan y se presta sin que le pidan para ayudar a sus hermanos que lo requieren. Siempre tiene las puertas abiertas de su corazón para los que acudan a él. El obispo es ante todo un hermano.

FIELES CATÓLICOS MEXICANOS RADICADOS EN EE UU SIGUEN AYUDANDO A LA IGLESIA DE SAN JUAN DIEGO


Redacción/Tehuantepec, Oax. Oct-Nov. 2009

En el mes de Octubre, en su visita a los Estados Unidos, para celebrar la misa de tercer aniversario de la muerte de su querida madre Clementina, el padre Jesús Gutiérrez se reunió con hermanos, familiares y amigos y pudo compartir con ellos la labor que realiza en la diócesis de Tehuantepec.
Les compartió la alegría de ver casi terminada la capilla de San Juan Diego y la radio diocesana por la ayuda de tantas personas generosas. Entre los que han ayudado se encuentran sus familiares, amigos y bienhechores que han ayudado generosamente. Ciertamente la crisis económica es grande en todas partes, especialmente para los migrantes mexicanos que se encuentran en los EE UU, pero su generosidad no tiene límites, muchos de ellos han compartido lo que les falta y Dios los bendecirá y les asistirá con su providencia. La comunidad parroquial agradece a todos los fieles de la diócesis, a los que trabajan en la capilla y a los que desde otras tierras, sin conocernos, nos ayudad-dijo el padre Jesús Gutiérrez a la redacción-

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Visita Obispo Felipe capilla de san Juan Diego en Tehuantepec

VISITA OBISPO FELIPE PADILLA LA CAPILLA DE SAN JUAN DIEGO

Comenzó a construirse en el año 2001 por deseos del obispo encargándole al Padre Jesús Gutiérrez la realización de la obra que está a punto de concluirse. Redacción/Tehuantepec, Oax. Oct.-Nov. 2009 Antes de emprender su viaje a Ciudad Obregón, la nueva diócesis a su cargo, el Obispo Felipe Padilla Cardona visitó la capilla de San Juan Diego en Tehuantepec. Obra que se inició en el año 2001 por el padre Jesús Gutiérrez y que se inaugurará en el mes de enero del 20010. Estuvieron presentes a la llegada del obispo, la Señora Laura Garfias fiel colaboradora del padre Jesús, el coro de san Juan Diego, los albañiles, pintores, fieles de la parroquia y mayordomos pasados de la capillita de San Juan Diego. El obispo pudo constatar los avances y la belleza de la obra arquitectónica que es diseño del padre Jesús Gutiérrez así como la conducción de la obra. Felicitó al padre Chuy y a los fieles que han colaborado, los animó a continuar, porque cuando uno se decide a hacer algo, lo puede terminar con la ayuda de Dios y colaboración de todos-les dijo-. Animó a todos los que han colaborado a continuar con esta obra que servirá para evangelizar a muchos, tiene que ser un foco de irradiación de la Buena Nueva-les dijo- y ya que también aquí se construye la radio diocesana, será una buena oportunidad para continuar la labor que Jesús nos ha confiado. Continúen así, unidos y trabajando con empeño en esta labor-les recalcó-. El Padre Jesús le mostró todos los espacios construidos y le informó sobre los gastos realizados y los bienhechores que han colaborado hasta el momento. Al finalizar la visita, el obispo saludó a todos los concurrentes y se despidió sorprendido y agradecido por una obra tan bella.